Los pueblos de Nuestramérica cultivamos la esperanza por la construcción de un mundo mejor con lucha y en paz. Esta paz es la que el Imperio estadounidense se empecina en deshacer, para doblegarnos con las armas o alimentar la guerra entre hermanos con el único objetivo de perpetuar su estrategia de dominación y de conquista. Así, a lo largo de los años la política imperial ha generado miseria, violaciones repetidas de las soberanías territoriales, penetración cultural, crímenes de lesa humanidad.
Frente a ello, nuestros pueblos combatieron, desde la época colonial hasta los años en que se produjo la apropiación oligárquica de los estados nacionales, y esa lucha se basó en una tenaz resistencia y la reivindicación de una sociedad libre de ataduras culturales deformantes, con justicia social y soberanía plena.
En las últimas décadas, frente a la embestida neoliberal del Imperio, los pueblos de esta región vienen pariendo gobiernos que representan fielmente los anhelos de libertad, justicia, igualdad, democracia, dignidad e identidad que iluminaron cada lucha durante todos estos siglos. Procesos pacíficos y democráticos de redistribución del poder y la riqueza alimentan la certeza de que la posibilidad de la segunda y definitiva independencia de nuestros pueblos, su liberación, depende de lo que seamos capaces de construir, porque este es nuestro tiempo. Ese es el sentido de nuestras Organizaciones Populares.
Sin embargo, el imperialismo cuenta en Nuestramérica con personeros disciplinados y obsecuentes. Se trata de gobiernos dedicados a seguir al pie de la letra las instrucciones que se escriben en Washington o en otros centros del poder guerrerista y multinacional y, en consecuencia, poner bajo la mira de sus sofisticadas armas a los pueblos que les plantan cara desde Ushuaia hasta el Río Bravo. Entre estos gobiernos títeres, está, sin dudas, el que hasta este 7 de agosto, encabezó Álvaro Uribe Vélez, y que se destacó por su accionar criminal. Con repetidos gestos provocadores e injerencistas, Uribe y todo lo que él representa significan una clara amenaza de destruir la esperanza y los anhelos del pueblo de la República Bolivariana de Venezuela, que se encamina con paso firme hacia el socialismo y la liberación definitiva.
Ante estos graves hechos, nos sentimos profundamente comprometidos con el Plan de Paz que promueve el Comandante Hugo Chávez Frías, en defensa de los pueblos de toda la región, frente al belicismo agitado por el Gobierno de Colombia.
Por eso alzamos una sola voz en defensa de la paz, la democracia y la liberación, y advertimos que cualquier ataque contra Venezuela, lo sentiremos contra todos nosotros. Cualquier agresión contra la Revolución Bolivariana deberá significar una respuesta unánime a nivel continental y de todo el Tercer Mundo, aislando con nuestra unidad al imperialismo y sus aliados colaboracionistas.
PORQUE QUEREMOS LA PAZ, SEGUIREMOS LUCHANDO POR LA JUSTICIA !
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